sábado, 8 de diciembre de 2007

ENSAYO SOBRE LA PELÍCULA “L'ARGENT DE POCHE” DE FRANÇOIS TRUFFAUT

(O cómo el desarrollo psicológico es afectado por la escolarización, desde la perspectiva de la psicología evolutiva)

Tal como lo describe su título, L'Argent de poche (traducción literal al castellano: Dinero del bolsillo), es una colección de variados momentos y experiencias recolectadas durante la vida, desde la edad preescolar (representada por el pequeño Gregory por ejemplo) hasta la adultez (los padres y profesores) y por supuesto incluyendo a los niños en edad escolar protagonistas, cada cual pudiese ser representado por monedas y billetes de distinto valor, tamaño, antigüedad, material, etc. Al hallarse en contacto, ninguno de los grupos representados puede quedar al margen de lo que acontece con los demás; tal circunstancia es la que genera el cambio en el individuo, lo cual parece ser un indicador del porqué del título en inglés, Small change; una sumatoria1 de pequeños cambios, tras los cuales a lo más puede quedar el recuerdo de la forma en que se pensaba previo a ellos; siguiendo la línea de pensamiento vygotskiano, no se puede volver atrás una vez que se ha completado una etapa de internalización. Ya no se puede volver a ver el mundo como antes.


Situado en la Francia suburbana de mediados de los 70, el filme consta de numerosas viñetas, en apariencia inconexas entre sí, que describen la interacción entre niños y adultos, resaltando inevitablemente las diferencias en sus visiones del mundo. En ejemplos sencillos, es posible ver la forma en que estas visiones se proyectan en sus acciones y deseos, como cuando Sylvie logra llamar la atención de sus vecinos usando el megáfono de su padre y consiguiendo que le manden una canasta con comida, el creciente interés de Patrick por el sexo opuesto, o la madre de Gregory que busca un compañero sentimental por avisos del diario.


El punto donde todas estas historias individuales -o de pequeños grupos, si se quiere- se conectan es la escuela. No una misma institución física (aunque para efectos generalizadores se puede hablar de la escuela de varones en la cual se desarrolla gran parte de la trama) sino como institución constituyente de la sociedad, gestora indiscutible de gran parte de estos cambios. Y es que allí es donde convergen todas estas diferentes realidades personales y el resultado es la transformación inevitable de los individuos. Si se considera esta circunstancia como una de las -más significativas- causantes de la transformación (y mejor todavía, evolución) psicológica, se tiene que:

En estas diferencias hay numerosos ejemplos a mencionar, tales como la situación socioeconómica de los niños (Uno de ellos es Julien, un niño que representa la pobreza, todos los días viste la misma ropa y habitualmente roba objetos de valor, en contraste con Richard, quien parece pertenecer a un estrato económico superior), y el tipo de vida familiar que arrastran (el mismo Julien es claramente golpeado y maltratado, en contraste con el cariño y preocupación que recibe Laurent de sus padres, por ejemplo). Considerando esta primera variable, la conexión -y por consiguiente, la evolución a nivel personal- es visible en que pese a estas inequidades se desarrollan amistades, e incluso es posible argumentar que las diferencias son usadas por los niños como punto de partida para alcanzar sus objetivos, como lograr entrar gratis al cine o conseguir pareja en el mismo.


Hay otras dos significativas variables gestoras de cambio a tomar en cuenta y que se sitúan en el marco de la escuela, a saber: el sistema educativo que se observa en el filme (no es del caso discutir si es un fiel reflejo de la educación francesa de la época; lo que interesa es el potencial de la educación formal como agente del desarrollo psicológico en los niños) y la brecha generacional entre alumnos y profesores, y padres e hijos.


Como se dijo, otra gran variable es el sistema escolar. Hay momentos en que es posible apreciar algunas características del mismo, esencialmente buscar la uniformidad entre los estudiantes y que su desempeño se ajuste a ciertos parámetros (no viene al caso preguntarse quién los impone, si la sociedad como conjunto, el colegio mismo, los planes del Ministerio de Educación, etc., aunque esto perfectamente podría someterse a análisis, sobre todo si hablamos de un contexto cultural como un todo), y ello se ve en que, por ejemplo, se les pide que memoricen diálogos de una obra de Molière o las efemérides del mes. También en el cumplimiento de ciertas normas, como que está prohibido llevar ciertos juguetes y hace que los protagonistas deban entregar las pistolas de juguete que les llevaron los hermanos DeLuca, e incluso en un examen médico de rutina que al final será el factor que desenmascarará la situación de Julien y causará la detención de su madre y su abuela, con quienes vivía. El punto central aquí es cómo el sistema escolar consigue que los jóvenes se acostumbren -y eventualmente adapten- a un mundo basado en directrices, como el que -supuestamente- se ha de encontrar en el mundo adulto.


Y la otra gran variable es el choque generacional entre los estudiantes y los profesores. Los primeros muestran una alta capacidad de adaptación a las situaciones, una de cuyas manifestaciones es al revisar las tareas que asigna el profesor; bien cumpliendo con las tareas a cabalidad, o bien encontrando la manera de evadirlas (como en la escena en que Patrick no contesta a la profesora esperando los segundos finales antes que suene la campana de recreo), mientras que los segundos, ya acostumbrados a un sistema a lo largo de los años y habiendo pasado por el proceso de escolaridad, muestran mayor inflexibilidad y esquemas más rígidos que, al romperse, traen consecuencias perturbadoras (la profesora que rompe en llanto por no haber sabido comprender a Julien, la madre de Gregory que simplemente lo deja solo en el departamento causando que el pequeño caiga por la ventana del edificio, o el profesor que es padre primerizo y desesperadamente consulta un libro para saber cómo la madre debe amamantar mejor al recién nacido). Es en este punto donde también se incluye el monólogo final del profesor Richet, quien pese a lo anterior demuestra que el proceso completo, con los cambios que ello abarca, lo lleva a comprender que el mundo en el que los jóvenes están insertos no es perfecto y dista mucho de serlo, en la medida en que la mayoría de las veces no comprende o no considera a los mismos protagonistas (i.e. los escolares) en relación con sus aspiraciones, pensamientos y necesidades, ni en algunos casos a las realidades puntuales como la de Julien. Su objetivo es que sus pupilos lleguen a comprender esto, pero sin embargo saquen el mayor provecho de lo que disponen, y de lo que eventualmente conseguirán con el proceso.


Puede resultar inquietante y/o cuestionable el que tanto la educación formal como el crecimiento al parecer tienden a rigidizar el pensamiento de las personas en lugar de flexibilizarlo y ampliarlo, sobre todo si se considera que uno de los supuestos de la influencia cultural es que el ser humano se vale de instancias contextuales para potenciar su disposición natural al desarrollo, en lugar de estancarlo o peor aún, reducirlo. Dado este dilema, tal vez sea mejor aceptar que lo que se está analizando aquí es ficción, y muy posiblemente refleje el punto de vista de los realizadores.


Podrían incluirse todavía más variables gestoras de cambio (si bien nunca es posible incluirlas todas) como la época en la que se sitúa la historia y el desarrollo tecnológico alcanzado por la civilización en ese momento, por poner algunos ejemplos, pero estas escapan a lo que el presente ensayo intenta abarcar.


En L'Argent de poche es posible ver toda una transición, una evolución generada por muchos de los cambios a los que se ven sometidos los niños en edad escolar, los cuales no pueden ser previstos de una manera tan rígida y controlable como alguna vez pretendió el conductismo, ya que nunca se puede tener el control de todas las variables. Especialmente, no se puede controlar la forma en que se internalizan las variables externas, ya que como se ha visto cada individuo es único e inseparable de la red interpsicológica, y sin olvidar todo el background intrapsicológico con el que cuenta. Pretender tal grado de control y predictibilidad en un ambiente interaccional es semejante a querer que todas las partidas en un juego de pool sean iguales; allí existen elementos que obedecen a reglas predecibles como la física de los rebotes, pero cada interacción entre bolas, bandas y tacos es la que caracteriza la partida.


1“Sumatoria” no es necesariamente el mejor término, por cuanto describe un proceso lineal; si se sigue el paradigma del desarrollo en un contexto sociocultural, un proceso lineal tendría lugar sólo en un grado de internalización de herramientas como el lenguaje, luego de lo cual el individuo se inserta en la red interpsicológica en conjunto con otras personas y con su cultura, dando lugar al resto de las transformaciones a nivel cognitivo (aceptando que las transformaciones sean mediadas por artefactos, pero esto no las convierte en procesos lineales; de hecho, serían interaccionales). Como en los protagonistas este grado ya ha sido alcanzado (salvo ciertas excepciones como el infante Gregory, quien está en proceso), mejores términos podrían ser “combinación” o “asociación”, sobre todo si se considera que estas transformaciones implican internalización, externalización, feedback, homeostasis y todas las características de un equilibrio sistémico.


(*)Ensayo redactado para el curso
Teorías y Procesos Psicológicos

Escuela de Psicología
Pontificia Universidad Católica de Chile
2007